Quiso abrir la jaula en la
que estabas,
dotar de alas tu humanidad
perdida,
abrir las puertas de tu alma
para que el sol la inundara
de vida.
sacarte de la esclavitud del
tedio,
pintar un nuevo horizonte a
tus días,
hacer que ideas radiantes y
claras
te iluminaran y sirvieran de
guía.
Tu burla obtuvo como premio
al esfuerzo tenaz, y amor
baldío
al cultivo que puso en el
empeño.
Te resististe, amor, y fue
tan duro
luchar contra corriente en
estos mares,
tanto tiempo absorta con los
remos
sin percibir la brevedad del
día,
que terminó sin fuerzas y
vencida
quedándose en la jaula de la
lucha;
mientras que tú, sonrisa
traicionera,
echabas el cerrojo y
lentamente
sin temblarte el pulso ni un
instante,
observando por si algún
testigo había,
dabas vueltas y vueltas a la
llave
marchando triunfante por la
vida.
Pensando,-¡equivocado amor!-,
que, a cada cual…lo que se
merecía.
Carmen Agún González
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