No
naciste para el odio
Ni
fuiste Caín en vida,
Incumpliste
de Creonte
La
injusticia fratricida
Y así
llegaste a la cumbre
De
buena ciudadanía.
Fuiste
valiente y humana,
Independiente
y vital,
Cumpliendo
con tu deber,
Con tu
deber fraternal.
Te
opusiste a los hombres,
A sus
normas y a sus leyes
Sin
rehuir el conflicto
De ser
mujer de tu época.
Te
opusiste al Estado
De los
tiranos del pueblo,
De sus
prejuicios caducos,
Y sólo
a los propios dioses
Seguiste
en su camino,
Persiguiendo
la utopía,
Siempre, del deber cumplido.Carmen Agún González
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